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All ideas streamlined into a single flow of creativity. Smiltė.

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La creciente importancia de la narrativa

No, una imagen no vale más que mil palabras. Una imagen siempre lanza una pregunta. Una imagen contiene la potencia de mil palabras, pero sin ellas no es mucho más que un acontecer que pronto desaparecerá. Si miramos a nuestro alrededor, a nuestro quehacer cotidiano, y pensamos en cuales son las cosas que más relevancia toman durante la rutina diaria, vendrán a nuestra cabeza las imágenes que se graban cada día en la retina en forma de tareas o costumbres; si tratamos de sublimar esta rutina y sacar los momentos más destacables, si intentamos atrapar ese momento para poder exponerlo, automáticamente pensaremos en capturar una imagen e intentaremos transmitirla en su forma original. Lo hacemos constantemente a través de las redes sociales. Construimos narrativas de nuestras vidas o de algo parecido a ellas, a través de imágenes. Pero muchas veces comprendemos que esas imágenes no transmiten lo que esperábamos o incluso no nos reconocemos a nosotros mismos en ellas. Esto se debe a que . nuestra naturaleza íntima, nuestro modo de comprender el mundo no es visual, es narrativo.

Parece que la profesión de escritor no aparece en el la mente de muchas personas como una ocupación con posibilidades de conseguir éxito económico y profesional, es cierto, pero no es menos cierto que la relevancia del buen uso del lenguaje está tomando relevancia en el ámbito corporativo, muchas marcas saben esto desde hace mucho tiempo y se preocupen por cuidar este aspecto en sus compañías, muchas incluso, se preocupan de cultivar y desarrollar una narrativa propia, una historia que pueda ser un vehículo capaz de persuadir a sus propios miembros de la validez y realidad de su función social y profesional.


Sólo el lenguaje estructurado es capaz de agrupar una porción suficiente de realidad, una porción con la que podamos decir que algo es representación de otro algo. La imagen sin lenguaje, por sí sola, no es capaz de vertebrar una narrativa, como mucho puede producir una evocación. En el momento que la interpretemos necesitaremos del lenguaje para poder construir una idea que explique su representación. Esto es válido si nos referimos a nosotros mismos, pero, ¿Qué pasa si lo aplicamos en el contexto de un sistema complejo como Internet?  Pues por lo que parece obtenemos resultados parecidos. La información de la Red está estructurada de una forma semántica, o lo que es lo mismo: funciona por campos interpretativos, es decir, el material más básico con el que está construida es el lenguaje. Sin embargo, la imagen parece ocuparlo todo, es cierto, pero la realidad es que es el lenguaje el que decide dónde poner la imagen, cómo poner la imagen, cuándo poner la imagen o a quién enseñar la imagen. Por tanto, es muy importante poder tener un control adecuado del lenguaje y cuidar mucho la forma y el contenido. Es necesario hacerlo para que la representación de nuestro mensaje sea lo más parecido a lo que queremos transmitir.


Con la explosión de las redes sociales y el auge de la «nueva economía», la imagen ha adquirido una posición dominante en todos los proyectos creativos, y sí, lo ha hecho en detrimento del texto. Muchas veces vemos proyectos con una imagen impecable pero vacíos de contenido narrativo. Esto afecta directamente a la longevidad del proyecto en sí. No falla. Las imágenes no permanecen si detrás no hay una mínima narrativa. Nosotros empezamos a notar esto hace tiempo, lo notamos entonces y lo seguimos viendo cada vez con mayor relevancia en la necesidad de nuestros clientes por tener un mensaje bien estructurado. Intentamos señalar la importancia de tener una narrativa propia dentro de los proyectos en los que nos involucramos. Es un trabajo siempre necesario. Algunos de los clientes con los que trabajamos cuentan con sus propias agencias o departamentos de comunicación que se encargan de que todo esto funcione, sin embrago, mucho otros, nunca han contemplado esta faceta de la identidad de sus empresas y detectan el problema cuando empieza a tener consecuencias en la percepción de su audiencia. Es algo más común de lo que parece.

Para poder abordar el problema, nos hemos formado desde diferentes perspectivas prácticas: cursos enfocados a redes, marketing, técnicas de eficacia textual, metadata…etc. Hemos pasado también por algún divertido curso de escritura creativa, pero donde hemos encontrado una mina de conocimiento valiosísima es en los talleres de novela. Curiosamente, cuando impera la brevedad en el contenido, cuando todo el mundo trata de sintetizar su mensaje en una frase, en un par de palabras, cobra mayor importancia el formato novela, lo hace porque para poder una capacidad de síntesis adecuada, es necesario beber de estructuras probadas, del conocimiento de una literatura que siempre nos ha dibujado con un trazo poderoso. Existen en nuestro país numerosos cursos muy interesantes pero, en nuestro caso, hemos hecho varios de los que imparte Hotel Kafka. Una verdadera escuela de ideas. Aunque pueda parecer anecdótico, hemos encontrado un asombroso paralelismo entre la novela en sí y cualquier proyecto de comunicación. Sus estructuras, técnicas y planteamientos son un territorio ya explorado que nos dota de un sinfín de recursos: el control del tiempo, la elección del narrador, el punto de vista, el tono… Sí además, el taller es impartido por escritores experimentados, abiertos a compartir su singladura y en compañía de otros alumnos con interesantísimos proyectos propios, el resultado es un avance poderoso, un desarrollo conceptual que nos eleva y nos facilita una visión más lejana, más cerca del horizonte.